Cuidado, que esto engancha. Es la conclusión a la que he llegado después de estar un día entero allí y habérseme quedado el cuerpo con ganas de más. Tantos eventos a la vez, tanta gente por saludar, tantos juegos por probar… y eso aun habiendo exprimido al máximo el tiempo que estuve allí. En fin, voy a dejarme este recordatorio por aquí para leérmelo el próximo año y recordar viejas experiencias.
Por la mañana
A los primeros que vi camino de las LES fue a los Caballeros de la Mesa del Miércoles pasando con su coche por delante del polideportivo. Pensé en esperarles, pero luego decidí que mejor les esperaba dentro, aprovechando que tenía que pasarme por el Mercadillo Friki para dejar un Advanced Fighting Fantasy, un GURPS 3ªed (que fue a parar a manos de Makarren), el Taura Lands of Alchemy, un Yermo de Kathol y un Brecha de Kathol, de la campaña del Guardián Oscuro de Star Wars D6, perfectamente precintados… y dos peluches, un Bob Esponja y un Patricio Estrella. ¿Adivináis qué se quedó sin vender? 😛
Pero mis planes de esperar a los ilustres Caballeros del Miércoles se vinieron abajo cuando la organización de las LES me informó de que sólo quedaba un hueco en una mesa de Aventuras en la Marca del Este. Así que para allá me fui corriendo antes de que me lo quitaran, ya que no quería perderme la oportunidad de ver cómo lo dirigen otros. Mi sorpresa fue mayúscula cuando resultó que el máster era precisamente Reckila, quien me había dejado un comentario en la entrada anterior. ¡Qué pequeño es el mundillo friki! (EDITADO: ¡Y tan pequeño! Acabo de enterarme de que dos de mis compañeros son nada menos que los chicos del blog FTW! ¡Un saludo desde aquí!)
El módulo al que nos enfrentamos mis aguerridos compañeros y yo resultó ser una exclusiva, ya que se trata de uno de los que aparecerá en el próximo Compendio de Aventuras, escrito por el propio Reckila. Una trama clásica pero efectiva, embellecida con numerosos detalles tanto sobre la vida cotidiana en los alrededores de Robleda (esos cipreses símbolo de hospitalidad) y con descripciones que hacen hincapié en el olfato, un sentido que se suele descuidar a la hora de sumergir a la audiencia en la escena. Tal vez demasiado largo para jugarse en unas Jornadas, pero sería la única pega que le pondría.

Sobre el juego en sí, no haré espoilers, pero diré que fueron mis camaradas de mesa los que se lucieron: desde el Mago (interpretado por Evilpollo) que lanzaba flechas cual reencarnación de Legolas, pasando por la Ladrona (Ransil) que consiguió sacar unas tiradas de Sigilo que ni Garrett, y llegando al Clérigo, que cuando le pilló el tranquillo a la maza se marcó un criticazo que tumbó a todo un Ogro, todos ellos fueron tremendamente eficaces. Todo lo contrario a mi Enano, cuyo mayor éxito fue lograr entretener a un trasgo con un bocata de longaniza (situación que Reckila supo llevar estupendamente desde el lado del máster, todo hay que decirlo ;-)). Al menos logramos completar una de las misiones, aunque se hizo la hora de comer y que tuvimos que dejar la partida a las puertas del Dungeon. Y no sería la última vez en la jornada…
Como anécdota, me permití el lujo de levantarme de la mesa y preguntarle al mismísimo Steinkel sobre la forma tridimensional del área del conjuro de Sueño. Su respuesta: la que más le beneficie al máster. ¿Aparecerá esta forma de entender el mastereo en una próxima ampliación de reglas? Si es así, no olvidéis que lo leísteis primero en Padre, Marido y Friki 😛
La comida transcurrió en un chino de la zona, pero por motivos de organización y espacio no hubo forma de conseguir que fuera una comida SGRIana. Pero no tengo quejas sobre los compañeros de mesa que me tocaron, qué va: Carlos Plaza, Steinkel, Kane, Juan F. Donoso, Reckila, Mario y Absolom, ni más ni menos. Bueno, tuve mi momento extraño cuando le expliqué a Juan F. Donoso que precisamente había puesto a la venta en el mercadillo el Taura (glabs), pero afortunadamente la cosa pasó desapercibida entre arroces tres delicias y sucesivas conversaciones sobre batallitas míticas en SPQRol, futurclones y el ya clásico debate sobre cómo universalizar el rol. ¡Un honor y un placer compartir platos y pareceres con vosotros, caballeros!
Por la tarde
Tras tomarme un café con leche y disfrutar de las pastitas hechas a mano que nos brindó la organización (buenísimas!!), encontré el momento para departir con Bester, desvirtualizar por fin a Jan Cantor y echarle un largo vistazo a las tiendas de las LES para hacer unas cuantas compras. Y, aprovechando que tenía a los autores de algunas de ellas por allí, me dediqué a la caza y captura de firmas. Así cayeron los autógrafos del sin par Calaboso, el gran Steinkel y el inigualable JMPR, quien además me presentó a Miguel A. Villén y me enseñó un CdB: Aliens ¡impreso!, obra de Torak.
Por cierto, que tuve el inmenso privilegio de departir reposadamente con JMPR y Miguel sobre sistemas ligeros (FATE, Airship Pirates, Risus), el papel del máster, también sobre experiencias militares (las suyas mucho más nutridas, dónde va a parar :-P) y sobre sus adorados gatos. Una experiencia que espero repetir próximamente con ellos, aunque ojalá que sea con una cerveza en la mano y sin tener nada más que hacer 😉
Una vez descansados y refrescados, nos volvimos al lío. Fue entonces cuando localicé por fin a Fran Conbarba en una mesa, y a base de darle la chapa… bueno, esto mejor no lo cuento, vaya a ser que haya represalias. Bastante tengo ya con tener que realizar una crítica despiadada de Donjon XDDD. El caso es que Fran estaba solo porque nadie se había apuntado a la partida de demostración. ¡Inconcebible! JMPR agarró a dos amigos suyos y Carlos de la Cruz se animó en cuanto supo de qué iba la cosa, así que de golpe y porrazo éramos una mesa de cinco.

Y menuda mesa, señores… entre que el máster animaba a la participación y nos tentaba constantemente con opciones mefistofélicas, que el reglamento premia la creatividad y que mis compañeros estaban especialmente inspirados (particularmente nuestra clérigo), la partida fue una auténtica delicia, llena de momentos delirantes y descacharrantes. Podría poneros los ejemplos de esa Caverna Oscura brillantemente iluminada por los Enanos Irónicos o la extraña costumbre de las Amazonas Elfas de casarse con quien las bese en combate, pero serían solo la punta del iceberg de todo lo que ocurrió durante la sesión. Y fue una verdadera lástima que tuviera que acabar también a las puertas del Dungeon (noto una tendencia aquí)… pero vamos, yo firmaba por continuar una partida con los mismos participantes.

Conclusiones
No importa cuánto tiempo consiga para estos eventos, siempre me parecerá poco. Aunque después de esta experiencia tengo claras un par de cosas:
1- Tengo que dejarme más tiempo para coleguear. Pude saludar a muchos ilustres, no sólo a los que ya he comentado, sino también a Meroka, Bandido, Delfar, Terrax, y conocí por fin a Alex Koña, pero no pude dedicarles todo el tiempo que me hubiera gustado. En esto Carlos de la Cruz ya me llevaba ventaja y se dejó la tarde para jugar, un ejemplo que imitaré en las próximas ediciones.
2- Me ha encantado probar cosas nuevas. El Donjon fue una delicia, y vi multitud de juegos que me picaron la curiosidad: Heavy Gear, Cthulhutech… pero no sólo rol, también de tablero (algún día intentaré Descent o algo así) o alguno de esos wargames con escenografías tan chulas que había por allí. Así que las próximas jornadas voy a aprovechar la oportunidad para explorar esos reglamentos que me he leído pero que nunca he jugado. Que son unos cuantos cientos 😛
En definitiva, maeses y maestres, ¿cuándo nos vamos a volver a reunir en un sarao similar?
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